Compositor: Giacomo Puccini
Género: Drama trágico en tres actos
Roma, año 1800. En plena agitación política, el pintor Mario Cavaradossi ayuda a escapar de prisión a Angelotti, un disidente político. Pero esto no pasa desapercibido para el barón Scarpia, jefe de la policía papal, quien desea apresar a Angelotti… y poseer a Floria Tosca, la famosa cantante y amante de Mario.
Scarpia urde un plan para atrapar a Mario y chantajear a Tosca: ofrece salvar a su amado si ella se entrega a él. Tosca, destrozada, accede con la condición de que la ejecución de Mario sea simulada. Scarpia le entrega un salvoconducto… pero en cuanto la oportunidad se presenta, Tosca lo apuñala, liberando un grito de justicia divina.
Sin embargo, todo fue una mentira más: Mario es ejecutado con balas reales. Tosca, al descubrir la traición, huye de los soldados y se lanza al vacío desde el castillo de Sant’Angelo, prefiriendo la muerte a la injusticia.
La vi el 3 de diciembre de 2022 en el Teatro Colón, y me dejó sin aliento. Es una tragedia donde los ideales, el amor y la moral se enfrentan a la maquinaria corrupta del poder. Scarpia, como símbolo del cinismo político, de la violencia institucionalizada, me pareció uno de los villanos más perturbadores de la ópera.
Tosca representa el amor visceral y la fuerza femenina que se rebela, aunque sea demasiado tarde. La escena final, cuando ella se lanza al vacío, fue simplemente apoteósica. Una justicia poética teñida de sangre.
Me recordó a Casablanca, pero sin concesiones: aquí el amor no triunfa ni sobrevive, solo deja cicatrices. Tosca es una ópera que duele… y por eso es eterna.
Excelente