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El castillo de Barbazul (1911)

Compositor: Béla Bartók

Género: Ópera en un acto (psicológica, simbólica, expresionista)

Argumento

La historia comienza en la penumbra, en las puertas de un castillo. Judith, guiada por su amor, ha decidido seguir a Barbazul y dejarlo todo atrás. Él, silencioso y sombrío, le abre la puerta... y ella entra.

El castillo tiene siete puertas cerradas. Judith quiere abrirlas todas. Cada llave es una pregunta, cada puerta un secreto revelado con sangre, sombras y música abrasadora.

La primera revela una cámara de tortura.

La segunda, un arsenal.

La tercera, un tesoro ensangrentado.

La cuarta, un jardín misterioso.

La quinta, el vasto dominio de Barbazul, con fanfarria sonora que corta el aliento.

La sexta, un lago de lágrimas.

La séptima, la más terrible, guarda a las tres esposas anteriores, vivas, atrapadas en la oscuridad. Judith se convierte en la cuarta, engalanada por Barbazul con una diadema de noche, una capa de estrellas y un destino de silencio.

Opinión

Vi esta obra el 30.09.2022 en el Teatro Colón. La puesta fue de una belleza gótica que perturbaba. Las imágenes proyectadas —cada vez más siniestras— acompañaban el avance implacable de Judith en su descenso. Cada sala era un mundo, una herida abierta en la psique de Barbazul. Pero más que eso: era también un espejo para Judith, para nosotros.

La tensión entre el deseo de saber y el miedo a lo que se esconde tras las puertas es el corazón de esta obra. Judith no puede amar sin conocer... pero conocer a Barbazul es perderse en sus tinieblas. Él no puede amar sin esconder... pero esconder es perderla a ella. Ambos están atrapados en esa danza trágica.

El final —con Judith sumida en las sombras eternas del último cuarto— no es sólo trágico: es la consumación de un rito. El amor como sacrificio. El deseo como condena.

Valoración personal

Excelente - Brual