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Los siete pecados capitales (1933)

Compositor: Kurt Weill

Género: Ballet cantado / Ópera satírica en un prólogo y siete escenas

Argumento

La obra sigue el viaje de dos hermanas —Anna I y Anna II— que, en realidad, son dos partes de una misma persona: la racional y la emocional. Enviadas por su familia desde Luisiana a recorrer siete ciudades de Estados Unidos, su misión es ganar suficiente dinero para construir una casa en su tierra natal.

En cada ciudad enfrentan un “pecado capital”: pereza, orgullo, ira, glotonería, lujuria, avaricia y envidia. Pero la ironía punzante de Brecht revela que los verdaderos pecados son los que la sociedad considera virtudes, y viceversa. La lógica del mundo capitalista da vuelta todo valor humano: ser perezoso es descansar, ser orgulloso es tener dignidad, la ira es justicia, la glotonería es disfrute, la lujuria es libertad, la avaricia es ahorro, la envidia es inconformismo.

Mientras Anna I (la voz racional, la que canta) fuerza a Anna II (la que baila) a reprimir sus emociones y doblegarse a las normas, la familia —que representa el coro de la moral burguesa— observa, juzga y aprueba según se cumplan los valores del sistema.

Opinión

Una obra inquietante. Una parábola moderna que convierte el viaje iniciático en una espiral de degradación disfrazada de éxito. La música de Weill es irónica, retorcida, brillante. Mezcla lo popular con lo sagrado, lo grotesco con lo bello, como si nos obligara a mirarnos en un espejo que deforma… o que revela lo que no queremos ver.

La representación que vi en el Teatro Colón el 30 de septtimebre de 2022 fue sobria, de cámara, con fuerte carga simbólica. El contraste entre la voz de Anna I y el cuerpo de Anna II me recordó esa escisión que a veces sentimos entre lo que somos y lo que debemos ser. La familia, con sus cantos fríos y sus miradas exigentes, me pareció la voz de una sociedad que premia la obediencia disfrazándola de virtud.

Valoración personal

Una obra breve, intensa, dolorosamente actual