Compositor: Gaetano Donizetti
Género: Ópera cómica (melodramma giocoso)
La historia transcurre en un pequeño pueblo rural. Nemorino, un joven campesino ingenuo y profundamente enamorado de Adina —una joven rica e independiente—, sufre al ver que ella parece indiferente a sus sentimientos y, peor aún, coquetea con el arrogante sargento Belcore.
Desesperado, Nemorino acude al charlatán Doctor Dulcamara, quien le vende un “elixir de amor” (que no es más que vino barato), prometiéndole que lo hará irresistible. Convencido de su poder, Nemorino actúa con indiferencia hacia Adina, esperando que caiga rendida a sus pies. Ella, dolida, acepta casarse con Belcore al día siguiente.
La situación se complica, Nemorino se alista en el ejército solo para conseguir dinero y comprar más elixir. Pero luego, las mujeres del pueblo comienzan a cortejarlo: ha heredado una fortuna sin saberlo, y ellas lo saben. Adina, celosa, se da cuenta de que en verdad lo ama y compra el contrato militar de Nemorino. Finalmente, el amor triunfa y Adina confiesa su afecto. Dulcamara, viendo el éxito del “elixir”, celebra su eficacia con bombos y platillos.
Vi esta ópera en una puesta brillante, donde la escenografía capturaba a la perfección la sencillez del pueblo y el colorido del corazón humano. Lo que más me impactó fue cómo, bajo una trama aparentemente liviana y cómica, se esconde una profunda verdad sobre el deseo, la ilusión y la autenticidad. Nemorino no conquista a Adina por un brebaje mágico, sino por su sinceridad, su ternura y su perseverancia.
El aria “Una furtiva lagrima”, cuando Nemorino cree que ha visto una lágrima de amor en los ojos de Adina, es uno de los momentos más conmovedores que he presenciado en el teatro. Es la pureza del amor puesta en música.
Una ópera dulce.